roberto cienfuegos

En el límite de plazo para hacerlo, Adán Augusto López Hernández se inscribió el viernes pasado en la competencia interna que en cosa de dos y medio meses definirá al abanderado de Morena a la presidencia de la República. No hay que perder de vista a López Hernández, aun cuando todavía hoy vaya a la zaga en la mayoría de las encuestas.

López Hernández, de 59 años, agradeció a Andrés Manuel López Obrador el apoyo a su causa y destacó que el presidente es uno de esos hombres que aparecen solamente cada 100 años y a veces hay países que no los ven ni siquiera en 100 años.

Su carta de renuncia al cargo de Secretario de Gobernación, no deja duda alguna de la lealtad, cercanía y compromiso del paisano con el presidente López Obrador. De hecho, esa cercanía, dejó ver López Hernández, data de una generación anterior, es decir, una que iniciaron los padres del hoy ex titular de Gobernación.

López Hernández recuerda que Payambé y su madre, Aurora, lo preceden a él mismo en cuanto a estima, respeto y admiración. Ambos, añade López Hernández, “partieron orgullosos tras verlo dirigiendo a la Nación”. El padre de López Hernández murió en diciembre del 2020 y su madre, poco menos de un año después. ¿Quién de los aspirantes a la candidatura de Morena podría escribir esto?

Como se sabe, el abogado Payambé López Falconi, el padre de López Hernández, y la madre de éste, la maestra Aurora Hernández Sánchez, también fueron entrañables para el hoy presidente de México.

Las familias de ambos políticos trenzaron en su natal Tabasco una amistad y cercanía que los vinculó desde la niñez y la juventud. Ni la doctora Claudia Sheinbaum y mucho menos el excanciller Marcelo Ebrard, pueden presumir estos lazos de las familias López.

López Hernández dijo esto más en su carta de renuncia: en todos estos años “aprendí que lo valioso de una instrucción no es su precisión, ni su tono, ni su complejidad, sino algo más evidente: sus consecuencias, y hoy, yo soy poco más que una consecuencia de la lucha que usted encabeza, y encabezó por décadas. Un ayudante de campo del sol, como diría Pellicer”

Por todo ello, agrega López Hernández, resulta “complejo para mi solicitarle que acepte mi renuncia al frente de la Secretaría de Gobernación, cargo que me permitió acompañarlo mientras escribe una de las páginas más luminosas de Tabasco, de México y de la historia de la democracia latinoamericana”. Así lo dijo el hombre, el hermano, que este lunes iniciará su propia marcha en pos de dar continuidad a la Cuarta Transformación.

López Hernández declinó además recibir los cinco millones de pesos que ofreció Morena para financiar la campaña de los aspirantes en los siguientes 80 días y dijo que donaría ese dinero a comunidades pobres. Fue el único de los concursantes en renunciar al efectivo, un dato que no es menor para salvar cualquier argumentación en contra de los actos anticipados de campaña y que el presidente sabrá valorar en el momento adecuado, convencido de que los valores son mucho más importantes que el dinero, y que “el poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”.

Si bien la narrativa de López Obrador destaca la honestidad, más allá incluso de la experiencia, es decir, 90 por ciento de honestidad, 10 por ciento de experiencia, López Hernández reuniría y aun rebasaría ambas condiciones.

¿Quién regresaría cinco millones de pesos aun el monto sea reducido para acciones proselitistas? Y en cuanto a experiencia, no es ocioso recordar al menos parte de la trayectoria de López Hernández, un abogado con estudios de postgrado en el Instituto de Derecho Comparado de París y Maestro en Ciencias Políticas por la Universidad de la Sorbona.

En su trayectoria política de más de 30 años, López Hernández ha ejercido como diputado en Tabasco, diputado federal, Senador y Gobernador.

No lo pierda de vista. Allí están los datos. Después de todo -dice quien decide- “amor con amor se paga”.

@RoCienfuegos1