Por: Luis Diego Rodríguez 

La pelota se manchó una vez más, que no le mienta Diego Armando, pues siempre la violencia y los temas sociales se han apoderado del fútbol, pues todo gira dentro de un mismo entorno.

La hipocresía de la Liga MX se ha hecho presente una vez más, cuando la violencia se apodera de países externos se crea la campaña “Grita por la paz”, los homicidios en México aumentan 3.6% respecto al año anterior.

Si, en mi opinión hay que politizar y condenar institucionalmente las situaciones que suceden en el terreno de juego, pues si se pudieron evitar. Si, también hay que culpar a los pseudo-aficionados, a las barras patrocinadas con dinero de los propios clubes que solapan estos comportamientos.

Sucedió en el 2011, cuando la violencia explotó en el sexenio de Felipe Calderón, una balacera se apoderó del Estadio TSM en Torreón, reflejo de lo que sucedía en el país, y las imágenes dieron la vuelta al mundo futbolístico.

La violencia diaria en el país, la polarización desde el púlpito presidencial un día contra los aspiracionistas, contra la clase media, contra los periodistas, contra los médicos, es reflejó de ese odio con que jóvenes patearon a los rivales de equipo con un odio inusitado, como si se tratara de una guerra.

Familias corriendo en los pasillos de La Corregidora, consecuencia en parte de la política, los discursos sexenio de “los abrazos y no balazos”, y la violencia se hace presente en un nuevo capítulo la historia del fútbol mexicano, juzgue usted su culpa a pseudo-aficionados, a los pseudo-políticos, o a quien sea.

Todos condenan a todos en redes sociales, y nadie se hace responsable de nada. La semana pasada en Michoacán fueron 17 muertos en un velorio. Este sábado se habló primero de más de una decena de fallecidos. Después se aseguró por parte de autoridades de Querétaro que sólo había una veintena de heridos, dos de ellos de gravedad. Lo cierto es que la violencia, la polarización diaria, el odio rodó por la cancha del Corregidora. ¿Los responsables? Todos saldrán a lavarse las manos.

Seguramente el presidente autodenominado como ”él más pacifista”, saldrá a decir que se condena y que investigarán ¿De verdad lo harán?

Sin importar los colores, lo que sucedió en Querétaro era algo inminente que en cualquier momento iba a suceder, pues la violencia se ha apoderado de nuestra sociedad. Más de 100,000 homicidios en el actual sexenio, y los de La Corregidora serán números más. Balón y pie si se manchan. Descansen en paz